Entonces Pilato, viendo que nada adelantaba, sino que más bien se promovía tumulto, tomó agua y se lavó las manos delante de la gente diciendo: «Inocente soy de la sangre de este justo. Vosotros veréis.» Evangelio de Mateo 27: 24
Por estos días hemos constatado con horror la información que dio la nueva Directora de SENAME: 1313 niños, adolescentes y adultos muertos en los últimos 11 años en los diferentes sistemas bajo administración del SENAME. El Fiscal Nacional ha señalado que no denunciar oportunamente algunas de estas muertes “puede ser constitutivo de delitos. Algunos hechos que pudieron derivar ya sea en la muerte, en la falta de denuncia, o en la falta de auxilio oportuno que pudo evitar esos fallecimientos”.
Se podrían así configurar cuasi delitos de homicidio en los hogares públicos o los privados. Además, hay obligación de los funcionarios públicos correspondientes, si se enteraron – y si no se enteraron es otra grave deficiencia de gestión – de denunciar la muerte. Pudiera entonces haber delitos como cómplices o encubridores del eventual cuasi homicidio u homicidio culposo, eso sin contar con la figura de obstrucción a la justicia. Dolo, abandono y encubrimiento masivo.
La negligencia criminal se define como “la falta de cuidado razonable, poniendo así a alguien en riesgo de lesiones o muerte”. No soy jurista para aseverar este apelativo, pero lo que afirmo con certeza es que aquí hay negligencia inexcusable, sistemática e inmoral del Estado chileno por 20 años de sucesivos Presidentes y Ministros que se han lavado las manos con los abusos y la protección de la infancia. Pilatos.
Hablamos de lesiones, violaciones y muertes en contra de miles de niños y adolescentes en Chile, y a veces, incluso de sus cuidadores en los hogares. Al año, 200 mil niños pasan por el Sename en sus diferentes programas; aparte de las muertes, hay investigaciones que dan cuenta con certeza de explotación sexual a menores al interior de hogares. Si esto no es negligencia inexcusable e inmoral, ¿entonces qué es?
La actual administración es tanto o más culpable que las anteriores, por cuanto las evidencias se han hecho mucho más cristalinas que en el pasado.
La excusa de que esto viene ocurriendo hace mucho es, sencillamente, patética. La excusa de anunciar unos cosméticos proyectos de ley carentes de recursos es aun peor.
Chile tiene su alma dañada
Según estadísticas de la UNICEF, el 25% de los niños de Chile han sido en algun momento objeto de abuso intrafamiliar severo, maltrato, abandono emocional, o carencia de estimulación y juego adecuados. Hay 4 millones de niños en total. Esto significa entonces …. un millón de niños abusados y/o carenciados gravemente, lo cual es otra forma de abuso. Un millón de niños. Muchos de ellos, cuando adultos, perpetuarán y reproducirán este ciclo infernal.
No sorprendentemente, según el Informe Anual Sobre Derechos Humanos en Chile 2014, uno de cada 5 niños, niñas y adolescentes muestran patologías siquiátricas severas, tales como angustia, depresión o violencia incontrolada.
Los chilenos hemos sido alertados por UNICEF por los últimos 20 años.
Estas alertas, a sucesivos gobiernos, les han importado un comino. Se han lavado las manos como Pilatos.
No todos los niños abusados terminan en la calle, no todos terminan en el SENAME. Muchos niños, sin ser abusados, son abandonados por sus familias en la angustia de la pobreza extrema. Otros siguen siendo maltratados en sus hogares.
Digamos las cosas como son: somos un país cruel con sus niños, que no los respeta, que los trata autoritariamente. Tenemos el alma dañada, con la violencia históricamente enraizada en nuestras tradiciones, tanto como las empanadas y el vino tinto.
Un sistema desintegrado y sin recursos.
Las primeras evidencias de un infante vulnerado suelen aparecer en las escuelas, donde los profesores se desgastan infructuosamente haciendo denuncias a la PDI o la Fiscalía. También se detectan en consultorios primarios, jardines y salas cuna. Se supone, solo se supone, que todas ellas debieran converger hacia las OPD, las oficinas de protección de derechos de la infancia en los municipios, pobremente dotadas de recursos. No llegan, y cuando llegan, poco o nada ocurre.
No hay estadísticas suficientemente claras, son informaciones inciertas sobre las que no hay certeza de la metodología aplicada, ni sobre la veracidad de estas denuncias que a veces son espurias, y por ende, no pueden ser base para la planificación, monitoreo y evaluación de los programas que se implementan. Negligencia #1.
Una vez detectada la posible vulneración, debiera haber un ejército de asistentes sociales, psicólogos, abogados y médicos capaces de evaluar la situación, y si es necesario contener y acompañar a los afectados en los procesos, ya sea en Tribunales de Familia y/o Tribunales de Garantía. Este personal no existe en la medida de lo necesario en ningún programa, ni en cantidad, ni con la remuneración y estabilidad laboral acorde.Nadie se atreve siquiera a cuantificarlo, por temor a que se revelen los montos verdaderamente necesarios para abordar este verdadero tsunami ético. Negligencia #2.
Lo más deseable es que estos niños NO sean internados en un hogar, a menos que por el interés superior del niño, tengan que ser separados de su entorno familiar temporariamente. Ellos y sus familias deben ser diagnosticadas e intervenidas en Programas Abiertos. Pero… ¿Hay los recursos humanos suficientes para gestionar estos programas? No se sabe. Como lo demuestran las cifras del horror recientemente publicadas, algunos de estos niños entran al sistema SENAME para salir muertos o dañados de por vida. Negligencia #3
Una vez que se han agotado todas las instancias, algunos de estos niños debieran ser sujetos de adopción, o de recepción temporal en Familias de Acogida que les den el afecto y apoyo necesario. Estos programas funcionan muy mal, con recursos mínimos, al punto que muchos niños quedan internados hasta la edad adulta, carentes de hogares que los cuiden y protejan, y dañados para siempre en su vida afectiva. De los miles de niños que viven en residencias del SENAME, solo el 2,8% será adoptado por una familia. Negligencia #4
Muchos niños vulnerados deben ser, lamentablemente, institucionalizados. La situación de muchos de estos hogares, con recursos claramente insuficientes y muchos de ellos pésimamente gestionados, ha sido abundante y patéticamente descrita, mejor no reiterar. Lo peor, donde se generan abusos inevitables, son los casos en que se mezclan y hacinan los niños violadores de ley, los inimputables menores de 14, con los vulnerados. Hubiera bastado con construir residencias separadas para tratar a ambos tipos de niños. Negligencia #5
La situación de los niños imputados mayores de 14, o de los que habiendo cometido delito pero son inimputables, por ser menores de 14, o los que están en cárceles o centros semicerrados, bordean el infierno en la tierra, y sus posibilidades de ser recuperados para la sociedad son virtualmente nulas. ¿Cuántos son? ¿Cuántos recursos se necesitan, verdaderamente? Quién sabe. Negligencia #6.
Hasta donde sabemos, el SENAME ha sido una institución presa de cuoteos políticos en todos sus niveles por largos años, con muchas de sus autoridades de segundo y tercer nivel, incluyendo Directores Regionales, carentes de las mínimas competencias para gestionar este infierno.Hasta donde lo sabemos, no se han iniciado aun los concursos para designar personas competentes, que debieran ser profesionales especialmente impecables, para abordar la compleja situación. La nueva ley de Alta Dirección Pública, inexplicablemente, sólo declaró como concursables a los Directores Regionales, mas no a la Dirección Nacional ni las Subdirecciones centrales. Negligencia #7.
Los jardines infantiles y escuelas básicas carecen, por lejos, de la dotación necesaria en cantidad y calidad como para detectar, contener con cariño, y derivar a los numerosos niños con problemas. Negligencia #8.
El Ministerio de Salud no cuenta ni de cerca con el personal médico siquiátrico necesario para enfrentar este tsunami. Negligencia Cosmética #9
El Gobierno, por vía de un Consejo de Infancia carente de facultades, está promoviendo un Proyecto de Ley de Garantías de Derechos de la Niñez. Mientras no se asignen, y no se están asignando, los ingentes recursos humanos, de infraestructura y capacidad de gestión altamente profesionalizada para garantizar estos derechos, lo que costaría varios cientos de millones de dólares adicionales que nadie se atreve siquiera a calcular, esta ley será … pura challa. Lo saben y todos lo sabemos.Negligencia Cosmética #10
Dos gobiernos han anunciado que quieren dividir el SENAME en dos. Uno para niños infractores, que quedaría en el Ministerio de Justicia, y otro para niños vulnerados, que pasaría al Ministerio de Desarrollo Social. Iniciativa que obviamente no contempla los recursos necesarios, desintegrando aún más este de por si desintegrado sistema. Si hoy las distintas instancias y programas existentes no conversan entre sí, ¿qué pasará cuando dependan de Ministerios distintos?. Hubiera bastado con separar físicamente los recintos y ordenar la gestión del SENAME en lugar de dejarlo como coto de caza para pituteros. Pura challa gatopardesca nuevamente. Negligencia Cosmética #11
La suma de todas estas negligencias ha constituido en realidad una muy sólida política de Estado, estable y persistente en el tiempo. Una política de negligencia, que algunos llamarían administrativa, otros criminal. En cualquier caso…. inmoral. Pilatos recalcitrantes y reincidentes.
Voces La Tercera, 5 de octubre de 2016