Uno tiene que ser consecuente con lo que dice y escribe. En este caso, lo escrito fue hace muy poco tiempo: en agosto de 2013 publiqué “Cambio de Rumbo: una nueva vía chilena a la educación”, cuya segunda edición es de noviembre del mismo año, es decir, hace 7 meses. Si bien es un texto personal, refleja casi a cabalidad los planteamientos de Educación 2020, no sólo en el qué de la reforma escolar, sino en el cuándo de cada uno de sus componentes. Por ello, me limitaré a copiar textualmente la Sección 3.13 de dicho libro.
3.13 Síntesis y cronología de propuestas
“A lo largo del capítulo 3 hemos propuesto diversas medidas, algunas de las cuales requieren cambios normativos o regulatorios, otras no. Las listaré a continuación a modo de síntesis, distinguiendo las inmediatas -que sería deseable aplicar a la brevedad y que son una condición habilitante para el resto de las reformas- de aquellas a implementar en el lapso de uno a dos años, y de aquellas que se deberían poner en marcha hasta en tres años, ya sea por complejidad político-legislativa o simplemente porque es imposible hacerlo todo al mismo tiempo”.
“La tabla también distingue aquellas que en principio requieren cambios normativos, de las que pueden ser implementadas meramente por decreto ejecutivo o asignación presupuestaria. Todo es debatible, por supuesto, y otros podrán tener diferentes sentidos de urgencia. Pero aquí hay al menos un marco para comenzar a discutir y consensuar”.
“Si el cambio de rumbo, el tránsito a una nueva vía para la educación chilena, ha de tener éxito, requiere tres elementos fundamentales: a) un enfoque de aproximaciones graduales y pruebas piloto en muchos temas, de manera de ir construyendo políticas basadas en evidencias verificables más que en sospechas ideológicas; b) un pacto de largo plazo con el gremio docente, pues no se van a lograr reformas en un ambiente de confrontación, y c) un pacto político, técnico y financiero (no espurio) que le permita dar estabilidad y continuidad a las reformas durante al menos una década. Por ello, para “tranquilizar terrores ideológicos”, propongo este enfoque gradualista en varias de las ideas enumeradas en la sección 3.13.”
Los contenidos de estas tablas, y sobre todo las cronologías propuestas, hablan por si solas de nuestras coincidencias y diferencias con la marcha de la reforma. En particular, nuestra propuesta concebía la eliminación de la selección de forma inmediata pero gradual, y la eliminación gradual del lucro y el financiamiento compartido a contar del 2º o 3er año, e incluso así, mediante pruebas piloto. A estas alturas es evidente que la secuencia actualmente propuesta al Congreso distó mucho de causar consenso. No sería tan complejo y aun es tiempo de mutarla a una secuencia igualmente potente, pero mucho menos traumática política y culturalmente.
Mario Waissbluth
Voces La Tercera, 23 de junio de 2014