Desperté escuchando alegres anuncios presidenciales. En medio del café matinal escuché un discurso triunfalista, de metas a punto de cumplirse para el período, de avances notables. Me alegré. Obvio que me alegré. Todos deseamos que a nuestra educación y a los niños de Chile les vaya mejor.
Sin embargo, al revisar los datos publicados por el propio MINEDUC, sentí tristeza. La verdad distaba mucho de ser tan rutilante. No le hace bien al país inducir falsas expectativas. El anuncio debió haber sido más o menos el siguiente:
“Lamentamos informar que nuestros resultados, con excepción del SIMCE de matemáticas de 2º Medio, son bastante mediocres. De hecho los avances del período 2010 – 2012 representan la mitad de los del período 2008 – 2010. A este ritmo, llegaremos a resultados aceptables de calidad alrededor del 2030, o posiblemente después”.
Asimismo, los anuncios debieran haber agregado que… “A pesar de los buenos resultados en matemáticas de 2º Medio, que aumentaron 9 puntos en el período 2010-2012, lamentamos informar que los resultados de lectura en 4º Básico disminuyeron en 4 puntos en ese mismo lapso”.
Para ahorrarle al lector una catarata de cifras, tomaremos únicamente cifras del 2006, 2008, 2010 y 2012, puesto que en esos años se midieron tanto el SIMCE de 2º Medio como el de 4º Básico. Lo que mostraremos en cada uno de esos años es el promedio de las 4 mediciones, es decir, Lenguaje y Matemáticas, y para ambos niveles. Esto nos definirá un “SIMCE promedio”, es decir, una suerte de nivel agregado de calidad del sistema educativo.
AÑO SIMCE Promedio
2006 252
2008 253
2010 260
2012 263
Los resultados indican que del 2006 al 2008 avanzamos tan sólo 1 punto (como había venido ocurriendo por un largo tiempo), del 2008 al 2010 avanzamos 7 puntos… y del 2010 al 2012 avanzamos… 3 puntos.
Por cierto, contrario a lo que se le ha hecho creer a la ciudadanía por décadas, calidad educativa no es lo mismo que SIMCE, pero eso es lo que se está discutiendo y difundiendo hoy.
Respecto a los exitosos resultados de los Liceos de Excelencia, no me emocionan. Lo explicaré en cifras. Supongamos que todo nuestro sistema educativo fuera tan sólo una escuela con 4000 alumnos. Ahora, tomemos los 30 mejores alumnos de la escuela y pongámoslos en un aula, y además llevémonos a esa aula los mejores profesores de la escuela. Esa es la proporción real de la situación con estos Liceos respecto al país. No nos extrañemos si a esos alumnos les va estupendo, pero tampoco nos extrañemos que en el resto de la escuela se note la ausencia de los mejores maestros, y también de los mejores alumnos.
Los resultados en educación tardan en demostrarse. Cualquier política educativa que se adopte demora no menos de 3 o 4 años en expresarse en resultados SIMCE. Por ende, los discursos triunfalistas (o pesimistas) respecto a las acciones de un gobierno carecen de sentido en cualquier escenario. Pero anunciar como éxito algo que en realidad es una disminución del ritmo de crecimiento del SIMCE no corresponde.
Mario Waissbluth, Blog de La Tercera
16 de abril de 2013