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Proyecto de carrera docente

Mario Waissbluth

ES INMINENTE la presentación al Congreso del proyecto de Ley de Carrera Docente, la madre de todas las reformas. No hay país con buenos resultados educativos en que el profesor, así como la educadora de párvulos y los directivos no estén entre las profesiones más exigentes, respetadas y mejor remuneradas.

El proyecto debe ser integrador, abordando desde la formación pedagógica a los criterios de ingreso a la carrera, progresión, cuestiones estatutarias, hasta el retiro. Respecto de la formación y acceso a la carrera, como lo planteó el Panel de Expertos del 2010, debe haber gran apoyo a las becas, a las escuelas de pedagogía acreditadas por más de cuatro años, una habilitación obligatoria al ingreso a la carrera docente y un período inicial de inducción. La habilitación -de carácter nacional- debe garantizar que los nuevos docentes tengan las competencias indispensables en conocimientos y habilidades pedagógicas. Alguien podrá argüir que esto es costoso o complejo para los alumnos y escuelas de pedagogía, o que es difícil ser preciso en la evaluación. Estos costos y dificultades deben sopesarse contra el costo social de tener a un profesor mal-educando y truncando el futuro de dos mil alumnos a lo largo de su carrera.

Debe haber un largo período de transición, en el cual coexistiría la antigua carrera docente (con su Estatuto) con la nueva, más exigente, mejor remunerada, pero a la vez más flexible en lo laboral. Todos los nuevos docentes deberán ingresar a la nueva carrera, cerrando así la llave al ingreso de profesores formados en instituciones deficientes. Cualquier profesor de planta hoy en ejercicio (municipal pero también aplicable a particulares subvencionados) que sea calificado como destacado o competente en una remozada Evaluación Docente, debería poder optar por una u otra.

Los profesores adscritos a la nueva carrera docente deberán gozar de un significativo aumento salarial, escalonado en tres o cuatro niveles. A esto habría que agregar asignaciones por especialidades poco disponibles, condiciones de vulnerabilidad y condiciones geográficas complejas. Los aumentos ligados a la nueva carrera docente deberán ser provistos directamente por el Ministerio de Educación a los profesores, y en ningún caso provenir de la subvención normal o preferencial.

Es vital que los nuevos directivos, o aquellos habilitados para este efecto, cuenten con mayores atribuciones respecto de la selección, evaluación, asignación de incentivos, y eventual remoción, dentro del cupo de 5% ya previsto en la ley de enero de 2011.

Para que los cambios no sean mera cosmética, la ley debe contar con presupuesto inicial y un compromiso gradual y significativo para los años posteriores. Computando el acceso a un escalón inicial de tan sólo un 20% de aumento, a los educadores de párvulos o profesores que lo ameriten, significaría del orden de US$ 350 millones anuales. A largo plazo, esto representará alrededor de 1,5% adicional del PIB. Es indispensable meterse la mano al bolsillo si queremos educación de calidad para todos.

Mario Waissbluth
La Tercera, 28 de febrero de 2012