La política pública de Desarrollo Digital en Chile ha tenido altos y bajos en los últimos años. Hemos experimentado diversos modelos, pasando por Comisiones Presidenciales en los 90’s, una autoridad máxima en materia de tecnológicos (CIO’s) a comienzos del 2000 y finalmente una estructura de Secretaría Ejecutiva con un Comité de ministros en el 2006, modelo que me tocó iniciar. Lo que ha marcado este tema es la falta de continuidad, cada gobierno más o menos a mitad de su mandato se daba cuenta de la relevancia del tema y lo ponía en agenda con una nueva forma de abordarlo.
El modelo de Estrategia Digital vigente hasta este año, planteaba definir una política pública de desarrollo digital para lo cual se trabajó en un documento que daba las directrices de desarrollo digital para los siguientes años, debo confesar que originalmente el instructivo presidencial indicaba como horizonte de tiempo 2010, pero estimé que moverlo al año 2012 al menos instalaba la idea de continuidad, cosa que me costó algunas críticas, pero que tenía la secreta intención de darle mayor continuidad, lo que claramente a la luz de los hechos recientes fue una ingenuidad de mi parte, ya que como lo comenté anteriormente la falta de continuidad ha sido su gran problema.
Nuestro avance en materas de Desarrollo Digital en los últimos años ha estado asociada a algunas iniciativas emblemáticas en gobierno electrónico (SII, Chilecompra) pero que a estas alturas ya resulta un exceso seguirlas mostrando como nuestros éxitos, de hecho así lo demuestran los rankings internacionales.
Lo que ha ocurrido en los últimos días y me refiero a la falta de una política pública clara en materias de Desarrollo Digital del actual gobierno, confirmada por el cierre del programa Fortalecimiento de la Estrategia Digital de Chile (Programa 070106) es que me volvió a la cabeza, tratar de entender nuestro problema, cuyas causas fundamentales son:
i) falta de continuidad en una política pública coherente en esta materia
ii) presupuestos que no tienen relación con la relevancia del tema, o al menos la que se declara
iii) poca visión sistémica de la relevancia de contar con un lineamiento estratégico de largo plazo en la materia y su consecuente plan de acción
Estos no son más que síntomas de una enfermedad.
Nuestro mayor problema es que en esta materia nuestra institucionalidad es total y absolutamente insuficiente. Este tema lo he venido planteando desde hace ya bastante tiempo, en el documento Pautas para un programa de Gobierno lo expresé, creo que hoy es momento para volver a la carga con el tema, lo que plantee en términos de institucionalidad fue:
Institucionalidad de Desarrollo DigitalEstablecer una autoridad clara en materia de desarrollo digital, separar los roles normativo y regulatorios de SUBTEL en una Superintendencia de Telecomunicaciones, tal como existen para otros servicios básicos y unir el rol promotor de conectividad que lleva SUBTEL con la Secretaría Ejecutiva de la Estrategia Digital transformándola en una Subsecretaría de Tecnologías de Información y Comunicaciones dependiente del Ministro de Economía, tal como ocurre en la mayoría de los países de la OCDE.promoción del acceso a las nuevas tecnologías.
Dicha Subsecretaría debería tomar un rol conductor de la política pública de desarrollo digital de nuestro país, abarcando materias tales como: diseño de políticas del área, promoción de iniciativas de gobierno electrónico, desarrollo de industria TI y
Como parte de la institucionalidad requerida para un nuevo impulso, es necesario que el Estado Chileno se modernice y establezca modalidades de servicios compartidos y de gestión de proyecto tecnológicos transversales.
– Dirección de Servicios Compartidos: Transformar a la Dirección de Compras y Contratación Pública en una dirección de servicios compartidos (share services) cuyo rol sea diseñar y operar (con o sin modelos de externalización) aquellos servicios operacionales y tecnológicos de carácter transversal, algunos de estos servicios son: datacenter, mailing, Web, ERP, interoperabilidad y autenticación entre otros.
– Dirección de eGov: Generación de una unidad de gobierno electrónico al interior de la Subsecretaría de TIC, cuyo rol sea el diseño y monitoreo de proyectos de gobierno electrónico, esta unidad debe contar con atribuciones que le permitan fiscalizar proyectos tecnológicos dentro del estado utilizando para ello estándares reconocidos mundialmente como PMI o Prince2. La fiscalización debe realizarse en los diferentes ámbitos de los proyectos (diseño, modelo de externalización, presupuestos, calendarización, equipos de trabajo y enfoque metodológico).
El cierre de la Estrategia Digital por la vía de cerrarle la llave de los recursos financieros demuestra en forma fehaciente la debilidad endémica de su institucionalidad, la cual fue adecuada para diseñar la política pública en 2007, pero claramente insuficiente para ejecutarla. Las preguntas planteas en post anterior, Política Pública de Desarrollo Digital: varias preguntas en el aire de septiembre de 2010 ya están totalmente respondidas, probablemente no con la respuesta que me hubiera gustado.
Lo único que está claro, es que vamos perdiendo el liderazgo que en algún momento tuvimos como país en la región y con los recursos presupuestario planteados para el próximo ejercicio no mejora las, si se suman los recursos de desarrollo digital y del programa de Modernización del Estado, lo cual incluye gobierno electrónico son aproximadamente 3 millones de dólares para el año 2012 (según lo planteado por el Subsecretario Flores al Diario Financiero).
Hace unos días llegó a mis manos la respuesta oficial entregada por el Ministerio de Economía respecto del término del Programa 070106 – Fortalecimiento de la Estrategia Digital de Chile, la respuesta a consulta iniciada por Enzo Abbagliati se enmarca dentro de la normativa de acceso a la información. Les adjunto documento oficial y dejo que ustedes saquen sus propias conclusiones, lo que es a mi no gusta nada (disponible en el blog).
Alejandro Barros, investigador del Centro de Sistemas Públicos (CSP)
Fuente: Blog “El escritorio de Alejandro Barros”