En estos días se celebró la cumbre anual del Foro Económico Mundial en Davos (Suiza), que tuvo por tema central las “partes interesadas para lograr un mundo sustentable y con mayor cohesión”. Se reunieron alrededor de 3 mil personalidades, incluyendo más de 50 jefes de Estado y de Gobierno, máximas autoridades de organismos internacionales, líderes mundiales del sector privado, académicos y miembros de la sociedad civil.
El programa abordó los desafíos mundiales más apremiantes, como la elaboración de soluciones concretas para proteger el medio ambiente y luchar contra el cambio climático, la creación de modelos de negocio más sustentables, justos y la regulación de los avances tecnológicos para lograr un impacto social positivo. Los temas particulares incluyeron, por ejemplo, la necesidad de avances en materia de salud, haciendo un fuerte hincapié en salud mental.
La naturaleza inclusiva de la discusión no ha estado exenta de críticas respecto de la influencia del sector privado en la elaboración de las políticas mundiales (más de un tercio de los participantes este año provenían del mundo empresarial).
Sin embargo, la inclusión del sector privado en un marco enfocado hacia el impacto social, resulta más bien positiva ante el carácter transversal de los desafíos y la insuficiencia de las respuestas a nivel mundial. Asimismo, la integración simultánea de la academia y la sociedad civil, constituye un paso fundamental para lograr una conversación sustentada en información científica y dotada de mayor representatividad y legitimidad, aun cuando los avances continúan siendo extremadamente insuficientes en esta área.
El carácter inclusivo es así una fortaleza y no una debilidad del Foro Económico Mundial, especialmente ante las críticas crecientes respecto de las negociaciones intergubernamentales. La 25ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP25) constituye una ilustración reciente de la necesidad de cambios en la manera de abordar la discusión sobre políticas públicas.
Más allá de los resultados específicos, ¿qué lección podemos extraer de Davos respecto de la elaboración de las políticas públicas? La integración transversal de diversos actores ilustra la manera en que debemos abordar los problemas actuales, potenciando las alianzas entre todos los sectores de la sociedad. El resultado de la COP25 demuestra la necesidad de expandir la discusión más allá de la esfera política stricto sensu, si se pretende reforzar la legitimidad de las decisiones, así como de tomar en consideración las interacciones entre el sector público y el sector privado, explorando mecanismos que permitan lograr un impacto social real. Estas soluciones híbridas, no solo ofrecen maneras innovadoras para lograr una sociedad sustentable, sino que representan también un camino indispensable para enfrentar de manera efectiva los desafíos actuales.
Las oportunidades que ofrecen estas instancias no cuestionan, en ningún caso, el rol primordial de los foros intergubernamentales, en primer lugar de las Naciones Unidas. Se trata más bien, para estos organismos, de potenciar acciones colectivas basadas en la formulación de estrategias comunes. Esta visión constituye, de hecho, el corazón de la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU –marco mundial de acción adoptado en 2015– que consagran las alianzas como mecanismo general para lograr sociedades más sustentables, justas e inclusivas.
Columna publicada en El Mostrador, el día 31 de enero.