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Caminar y mascar chicle

Alejandra Mizala

El país enfrenta la urgente tarea de la reconstrucción, la que demandará un esfuerzo financiero y humano significativo. Sin embargo, la reconstrucción también presenta oportunidades que bien aprovechadas permitirán despegar con más fuerzas.

En educación, ya se ha señalado la necesidad de estudiar la localización de los nuevos colegios y la reubicación de estudiantes y docentes, de forma que los establecimientos educacionales tengan un tamaño suficiente que les permita ofrecer una mejor infraestraestructura y un buen servicio para los alumnos. Para esto, junto con la construcción de nueva infraestructura es importante, ahora más que nunca, identificar directores con liderazgo y capacidad de gestión que, con todo el respaldo necesario, puedan reorganizar las escuelas, apoyar a los profesores, darles contención a sus estudiantes para ayudarlos a superar los efectos sicológicos del terremoto y sacarlos adelante.

En particular, la reconstrucción nos da también la oportunidad de implementar medidas que fortalezcan la educación pública. En efecto, la necesidad de reconstruir los establecimientos municipales de las zonas afectadas abre un espacio para repensar la forma de administrar la educación pública; por ejemplo, se podrían crear corporaciones descentralizadas de giro único, con capacidad de gestión administrativa y educativa, con personal seleccionado a través de concursos públicos, adecuadamente remunerado y evaluado y con autonomía de funcionamiento. Estas corporaciones podrían incluir una o más comunas, dependiendo del número de alumnos supervisados por el sostenedor y deberían tener una clara definición de funciones y responsabilidades, y mecanismos de rendición de cuentas. Estas experiencias podrían constituir casos pilotos que permitan evaluar las formas más adecuadas de organizar la educación pública. Fortalecer la educación pública es importante por que permite establecer un alto estándar de calidad, -que promueva la excelencia tanto en las escuelas públicas como en el conjunto del sistema educativo- y garantizar el acceso a educación obligatoria gratuita a la población.

Por otra parte, si bien la magnitud del desafío requerirá priorizar las políticas a implementar, es importante que no se retrasen tareas esenciales en el campo de la educación, sobre todo por que su cumplimiento es imprescindible para mejorar la calidad de la educación que el país le está ofreciendo hoy a sus niños y jóvenes. Por ejemplo, se debe seguir trabajando en medidas que apoyen el desarrollo profesional docente, de forma que los profesores sean remunerados adecuadamente e incentivados, reconociendo sus méritos y competencias. Esto implica la implementación de una carrera profesional docente. Asimismo, es primordial que se apruebe pronto en el Congreso la ley que establece la Agencia de Aseguramiento de la Calidad y la Superintendencia de Educación, de forma que podamos contar con un marco institucional que aseguro acceso a educación de calidad a todos los niños y el buen uso de los recursos públicos. En pocas palabras, debemos ser capaces de caminar y mascar chicle.