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América Latina después de Pisa

Mario Waissbluth

Esta columna está coescrita con Manuel Sepulveda, Director de Política Educativa de Educación 2020. 

El 25 de Junio se presentará en nuestro país el libro “América Latina después de Pisa: Lecciones aprendidas de la educación en siete países (2000-2015)”. Este estudio, liderado por el investigador argentino Axel Rivas, analizó los contextos y políticas educativas presentes en los países latinoamericanos que participan de Pisa (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú y Uruguay), relacionándolos con los resultados de aprendizaje obtenidos por estos países en diferentes pruebas estandarizadas, principalmente Pisa.

¿Qué nos dice el estudio?
En primer lugar, Rivas identifica una serie de elementos que definen el contexto de las políticas educativas en la región. Al respecto, los principales cambios observados en el continente en los últimos 15 años son:

– Ampliación de los derechos: aumento de la inversión en educación, el acceso y la cobertura. Se estableció la obligatoriedad de determinados niveles educativos.

– Libros de texto y materiales digitales: acento puesto en la entrega de materiales gratuitos para la enseñanza y el aprendizaje. Expansión de políticas educativas con uso intensivo de nuevas tecnologías.

– Políticas para distribuir justicia en sociedades desiguales: políticas que abordaron la exclusión educativa.

– Nuevos dispositivos de evaluación de la calidad de la educación.

– Docencia y Directivos: fuerte foco en políticas docentes (formación, carrera docente, etc.). Políticas centradas en la formación y selección e directivos, resaltando la importancia del liderazgo escolar.

– Reformas curriculares: las políticas curriculares fueron un eje de cambios en todos los países estudiados. Por un lado, se recurrió a materiales curriculares más prescriptivo y por otra parte, la difícil articulación política de las reformas se tradujo en diseños curriculares muy amplios y con un exceso de contenidos.

– Cambios es la distribución de la matrícula en sistema público y privado: casi todos los países estudiados tuvieron un marcado proceso de pasaje de alumnos de escuelas públicas a privadas en el nuevo siglo. Colombia fue el único país que aumentó la proporción de alumnos en escuelas públicas.

Una vez descrito el contexto, un segundo elemento del libro se refiere al análisis de los resultados educativos de la región. Aquí las noticias son lamentables.

En la última edición de Pisa (año 2012), la región obtuvo los resultados más bajos cuando comparamos con el resto de los países participantes. En efecto, todos los países del continente se ubican en el tercio inferior de resultados: el país de la región mejor posicionado (Chile) apenas alcanza el lugar 51 de los 65 que participan en el estudio.

En el mismo sentido, en la prueba de matemática un 63% de los alumnos de América Latina no alcanza el nivel II, que es considerado el mínimo para dominar conocimientos fundamentales para desenvolverse en la sociedad. En la OCDE, ese porcentaje se reduce a un 23% y en Asia Pacifico, a un 9%.

Pero no todo está perdido.

Entre el 2000 y el 2012 América Latina fue la región que más aumentó sus resultados de aprendizaje, y la que más incrementó su tasa de escolarización en el nivel secundario. Asimismo, el cuartil de mayor pobreza de América Latina tuvo la mayor alza de logros de aprendizaje en Pisa de todas las regiones comparadas en todos los cuartiles de nivel socioeconómico.

La situación de Chile
El caso de Chile se destaca en este libro especialmente por los logros en cobertura y en las trayectorias educativas de los alumnos: es el país que tiene menor repitencia, mayor retención y terminalidad en el nivel secundario de todos los países estudiados.

En cuanto a los resultados, Chile muestra un avance continuo, generando mejoras incluso desde una situación inicial por encima del promedio de la región. Sin embargo, Chile también se mantuvo como uno de los países con mayores desigualdades sociales y educativas, expandidas por un mercado educativo crecientemente privado, segregado por el nivel socioeconómico. A esto se suma una educación superior condicionada por la capacidad de pago de los jóvenes, elementos que generaron un movimiento social que desató grandes discusiones de política educativa.

Algunas paradojas de Chile que a juicio de Educación 2020 valdría la pena profundizar en la discusión de este excelente texto: los resultados de Pisa, si bien aumentaron del 2000 al 2009, se redujeron en el 2012 al nivel del 2006. Los resultados del SIMCE 8º Básico de lectura publicados esta semana en Chile arrojaron una baja importante, incluso respecto a los del año 2004. Esto ocurrió de manera aun más aguda en los caros y segregados colegios particulares pagados. La matrícula en las escuelas públicas continúa cayendo. La inequidad de resultados por nivel social continúa estancada. A pesar de los sistemáticos esfuerzos en evaluación y retroalimentación docente, los resultados del Portafolio, es decir la clase videograbada y evaluada por profesores expertos, arroja sólo un 32% de profesores en los niveles “competente” o “destacado”. La formación de profesores en Universidades e Institutos continua hasta hoy completamente desregulada, la mayoría de las carreras pedagógicas no está acreditada, y sus escasos indicadores de calidad son gravemente preocupantes. En suma, hay ominosos signos de que los esfuerzos de mejora de la calidad en Chile están “tocando techo” y que se requieren reformas aun más profundas.

En síntesis
Este libro es un gran aporte a la discusión de política educativa. No sólo se plantea un análisis de los resultados en diferentes mediciones estandarizadas, sino que se analizan las estrategias que han adoptado los diferentes países del continente para alcanzar dichos resultados.

Así entonces, si bien es cierto la región ha presentado avances, no podemos ignorar que estamos a años luz de los niveles mostrados por aquellos países con los que convivimos día a día, aquellos con los que firmamos Tratados de Libre Comercio y acuerdos de cooperación. Los resultados educativos de América Latina siguen siendo la vergüenza del mundo occidental.

Mario Waissbluth
Voces La Tercera, 23 de junio de 2015