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"Políticas, emprendimiento e innovación", columna de Felipe Dides, alumno curso Introducción a los Sistemas Públicos

Felipe DidesHoy en día no es extraño escuchar hablar de emprendimiento. Esto se debe a que durante los últimos años diferentes países alrededor del mundo han observado que a través del emprendimiento se puede crear valor y potenciar el desarrollo económico, por lo que han adoptado la tendencia de popularizarlo [1]. Existen diferentes estudios a nivel mundial que avalan esta afirmación argumentando principalmente que un aumento de la tasa de creación de nuevas empresas tiene como consecuencia la elevación de la tasa creación de empleo [2]. Esto ha provocado que los gobiernos apoyen la creación de nuevas empresas mediante la legislación de políticas públicas de financiamiento a proyectos innovadores. Particularmente en el caso Chile, los fondos de financiamiento son entregados previa evaluación de diferentes organismos como Start-Up Chile, Fundación Chile y CORFO, entre otros, que seleccionan los proyectos bajo diferentes dimensiones, entre las cuales está el grado de innovación del proyecto, las competencias del equipo que lo llevará a cabo y el plan estratégico que seguirá. La convocatoria a estos fondos de financiamiento ha tenido un notorio aumento, debido al interés que despierta este tema principalmente en los jóvenes universitarios [3]. Por lo tanto, la mayoría debiera pensar que la opción para cualquier país que desee potenciar su desarrollo económico es fomentar el emprendimiento y aumentar la cantidad de start-ups a través de políticas públicas de financiamiento. Esto, sin embargo, no siempre es así.

Existen estudios recientes que muestran que si bien en algunas regiones el apoyo a la creación de start-ups genera un aumento en la creación de empleo, en otras el efecto sobre éste es imperceptible e incluso negativo [4]. Entonces cabe preguntarse, ¿son realmente efectivas las políticas públicas de apoyo al emprendimiento?, ¿por qué existe diferencia en el efecto empleo en las diferentes regiones?, ¿es realmente bueno que hayan más start-ups?

Estas preguntas las responden los profesores Fritsch y Schroeter [5], a través del desarrollo de un modelo que considera los principales factores que influyen sobre el crecimiento económico. En este modelo se consideran dos factores: la cantidad de los start- ups en cada región y su calidad. En los resultados se observó que al aumentar la cantidad de nuevas empresas disminuyó la calidad de cada una. Esto provocó en los países con alta tasa de creación de start-ups que una gran cantidad de empresas entrara y saliera del mercado y, con ello, mucha turbulencia generando empleos poco estables e influyendo negativamente en el desarrollo económico del país. El estudio concluye que lo realmente importante, para que obtenga un impacto positivo sobre la economía de un país, es prestar especial atención a la calidad de los start-ups y no sólo a la cantidad de ellos. Esta conclusión es de vital importancia al momento de implementar políticas públicas relacionadas con el apoyo al emprendimiento, las cuales deben ser redireccionadas en pro de menos proyectos, pero de mejor calidad.

Por otra parte, no se debe olvidar que el mercado en el que están inmersas las empresas es un sistema complejo, el cual está compuesto por muchas compañías y sus respectivas interacciones [6]. Por ello se hace indispensable, al momento de promulgar una política de financiamiento a nuevas empresas, evaluar el impacto que tendrá sobre el sistema como un todo. Al mejorar el proceso de selección de proyectos y apoyar a los start-ups que efectivamente tengan un mayor grado de innovación y calidad para que ingresen al mercado y compitan con las empresas ya establecidas, se generaría un proceso llamado “efecto de destrucción creativa” descrito por Joseph A. Schumpeter [7], en el cual sólo sobrevivirá el más apto. En otras palabras, el o los que logren desarrollar una ventaja competitiva sobre el resto. Una temática en la que destaca la competencia entre las empresas nuevas y existentes, de la cual se espera obtener mejoras en los procesos y mayor inversión en I+D.

Al centrarse en las empresas que busquen generar ventajas competitivas, mediante el desarrollar nuevas tecnologías, aparece un factor relevante: las patentes. La decisión sobre la inversión que una empresa realizará en I+D dependerá de la protección que el Estado le garantice. El sistema de patentes es el más utilizado para entregar a una empresa innovadora el derecho para utilizar una nueva tecnología de forma exclusiva.

Para el Estado es conveniente que las empresas realicen una gran cantidad de inversión en I+D, ya que el efecto spillovers1 generará que todas las compañías de la industria dispongan de mayor conocimiento, con lo que podrán mejorar. Por parte de las empresas, en tanto, éstas sólo realizarán inversión en I+D si el Estado garantiza exclusividad en el uso de su nueva tecnología por un período de tiempo suficientemente amplio como para recuperar la inversión [8]. Las políticas en el área de las patentes son aún muy débiles y básicas a nivel nacional, por lo que representa un nuevo desafío para el gobierno.

Pareciera que las políticas relacionadas con la entrega de patentes a las empresas se alejan de las políticas públicas, pero no es así. Estamos en un sistema que debe ser mirado como un conjunto. Una mejor legislación sobre la entrega de patentes dará mayores garantías para que las empresas realicen inversión en I+D, lo que, a su vez creará nuevos espacios para que profesionales se desempeñen en el campo de la investigación, con lo cual se espera aumente el desarrollo del capital humano.

En conclusión, se puede decir que para el Estado existe el desafío de redireccionar las políticas públicas de apoyo al emprendimiento, a través del financiamiento a start-ups con proyectos de alta calidad, para que el impacto sobre el desarrollo económico del país sea positivo. Por otra parte, uno de los métodos a través del cual el Estado puede ofrecer garantías a las empresas para que aumenten su inversión en I+D es la entrega de patentes. De esta manera, se espera que aumente el conocimiento y el desarrollo de las industrias, por lo que es necesario contar con una mejor legislación al respecto. En ambos desafíos se requiere abarcar las problemáticas mediante un enfoque de sistemas complejos, dada la importancia de la interacción entre los actores.

Felipe Sebastián Dides Cabrera

1 Término que se refiere al efecto positivo que ocurre a partir del traspaso de conocimiento desde una empresa que realiza I+D a otra.

 

Bibliografía

[1]    L. Santamaría, A. Barge-Gilb, and A. Modregoc (2010): “Public selection and financing of R&D cooperative projects: Credit versus subsidy funding”.

[2]   M. Carree and R. Thurik (2003): “The Impact of Entrepreneurship on Economic Growth”, in Zoltan J. Acs and David B. Audretsch (eds.), Handbook of Entrepreneurship Research, Boston: Kluwer, 437-471

[3]   http://www.businesschile.cl/es/noticia/entrevista/el-ano-del-emprendimiento-de-chile

[4]   P. Mueller, A. Van Stel and D. Storey (2008): “The Effect of New Firm Formation on Regional Development over Time: The Case of Great Britain, Small Business Economics”, 30, 59-71

[5]   M. Fritsch and A. Schroeter (2009): “Are More Start-Ups Really Better? Quantity and Quality of New Businesses and Their Effect on Regional Development”.

[6]   M. Waissbluth (2008): “Sistemas complejos y gestión pública”.

[7]   J. Schumpeter (1942): “Capitalism, Socialism and Democracy, New York: Harper and Row”.

[8]   D. Encaoua, D. Guellec, C. Martínez (2005): “Patent systems for encouraging innovation: Lessons from economic analysis”.