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Déficit de Vitamina "I". Las omisiones de implementación de las políticas públicas (o bien: la economía política de la ineficiencia pública)

Mario Waissbluth

Mario Waissbluth

La solución más barata y socialmente más atractiva en la salud pública es prevenir antes que curar. El símil es enteramente aplicable aquí. Prevenir significa administrar Vitamina “I” durante la gestación o el parto.

1. Resumen.
Describiré uno de los problemas más graves del Estado chileno, y por cierto, de otros países del mundo: el superávit de políticas públicas y el déficit en su implementación (o déficit de Vitamina “I”). En otras palabras, se diseñan leyes, presupuestos, inversiones o programas públicos con una razonable o loable intención – es raro encontrar proyectos “malignos” – pero que, desde el momento de su gestación, parto o posterior desarrollo, no contemplan las mínimas consideraciones por la factibilidad de su implementación. Esto acarrea dosis monumentales de atrasos, despilfarros, poca agregación de valor público, molestias ciudadanas, e incluso daños políticos de gran magnitud a los gobiernos de turno.
Proveeré algunos ejemplos emblemáticos de este problema, aunque es necesario precisar que la epidemia es masiva. Son más bien escasos los ejemplos a destacar en que una política fue bien diseñada, legislada, e implementada de manera expedita y eficaz, lo que en jerga de procesos se llamaría “seamlessly”, es decir, sin costuras, fluidamente y sin tropiezos.
A continuación, expondré lo que parecerían ser los orígenes estructurales del problema, basándome esencialmente en consideraciones de economía política, para posteriormente sugerir algunas soluciones, tanto preventivas como curativas.

Para seguir leyendo esta Nota de Opinión descargue el archivo en Nota de Opinión Nº1, Junio 2010