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Resultados PISA en perspectiva

Mario Waissbluth

Esta columna está co-escrita con Máximo Quiero, quien elaboró estas mismas figuras para el libro “Cambio de Rumbo”, de Septiembre del 2013, con la base de datos del test de Pisa. Esta vez extendimos los cómputos, con iguales criterios, hasta el 2012.

Este test se aplica a una muestra representativa de estudiantes de 15 años de edad en Matemáticas, Ciencias y Lectura. Si bien el peso relativo y los énfasis de las distintas materias se van alternando en cada versión, cada una de ellas está construida para ser comparable entre sí. Siendo más claros, no hay comparabilidad total, pero en esta columna proveeremos datos que al contrastar países o grupos de países tanto en el tiempo como entre ellos, permiten formarse una visión más nítida de la situación.

El porcentaje de estudiantes en nivel mínimo de aprendizaje para Chile: Lectura 31% en 2009, empeoramos levemente, pasando a 33.1% en 2012. En Matemáticas pasamos de 51% a 51.5% (establemente terrorífico), y en  Ciencias de  32% a 34.5%. Cambios estadísticamente poco significativos, con tendencia al estancamiento e incluso a la baja.

Chile en contexto internacional

Graficamos los datos de lectura, por cuanto su comprensión y manejo son las herramientas que abren la puerta para aprender matemáticas, ciencias, o cualquier otra disciplina. En estas figuras, “América Latina” es el promedio de todos los países que rinden este test sistemáticamente (excepto Chile), ponderado por la cantidad de habitantes de cada país. De igual manera, Ocde son todos los países formalmente integrantes de esta organización de países avanzados (excepto Chile).

“Países  Altos Puntajes” representa a Corea, Finlandia y Canadá. Si bien han variado levemente su posición relativa en el mundo, se han caracterizado por estar siempre entre los más altos puntajes, y tienen educación pública, gratuita y sin selección de manera mayoritaria. Aunque en esta ocasión fueron superados por Shanghai y otros países asiáticos, son una muestra estable de modelos educativos que están en las antípodas de Chile.

La figura 1 muestra la evolución del valor promedio del test de PISA para los cuatro grupos de países así definidos. Puede observarse que los países de la Ocde y los “top” se mantuvieron, con leve tendencia al alza; en cambio Chile y América Latina muestran una leve tendencia a la baja. Por cierto, Chile se despegó de América Latina el 2006, por lo cual todos los titulares tendenciosos y autocomplacientes en cuanto a que “ahora sí que los superamos” son mera hojarasca electoral.

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La figura 2 refleja la situación de los estudiantes menos aventajados. Están en nivel 1 de la escala de 1 a 6. Incomprensión lectora casi total, incapacidad de manejar el lenguaje para aprender otra materia y probablemente para escuchar adecuadamente… a los 15 años de edad ya quedaron marcados por el analfabetismo funcional. En este caso, tanto Chile como América Latina nuevamente muestran una tendencia negativa, o al menos se detuvo su tendencia de mejora.

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La figura 3 refleja la inequidad de resultados. Es la distancia de puntaje que separa el 10% de nivel socioeconómico y cultural superior, del 10% inferior. A mayor valor, peor equidad. Puede observarse que tanto en Chile como América Latina y la Ocde, la inequidad es consistentemente elevada.

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Que existan 110 puntos de distancia representa más de dos años y medio de aprendizaje. Lo que ocurre es que en la Ocde los promedios son mucho más altos, por lo que estas distancias se traducen en un porcentaje menor de estudiantes francamente desaventajados. Puede observarse, que si bien Chile había logrado superar levemente a América Latina en este ámbito en 2009, en 2012 volvimos a retroceder. Mire lo que le estamos diciendo: tenemos resultados más inequitativos que la pobre y desigual América Latina. No todo lo que brilla es oro.

Cabe destacar la sorprendente equidad de resultados de los “países de altos puntajes”: su modelo está basado mayoritariamente en educación pública, gratuita, sin selección, sin copago, sin lucro. Por cierto, al no existir competencia de mercado entre escuelas, las redes de colaboración entre las mismas son muy fuertes. Aquí en Chile no conviene colaborar, sino competir por la subvención per cápita y descremar alumnos pornivel socioeconómico o académico, usando todo tipo de herramientas legales o ilegales para luego comparar y rankear escuelas, pagar bonos e incluso evaluar sanciones y potenciales cierres de establecimientos.

Las consecuencias del modelo educativo se muestran en la figura 4, que muestra el porcentaje de alumnos en “guetos socioeducativos”. Esta figura no muestra resultados, sino el nivel de segregación social y académica del sistema escolar.

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Chile, como se puede ver, es la capital del apartheid educativo. Escuelas para ricos, clase media, pobres, liceos de excelencia, emblemáticos, más caros, ultra caros, más baratos, con libros ultra caros, libros baratos, partimos el pastel de todas las maneras posibles. Más de un 31% de nuestros estudiantes asiste a escuelas con esta condición, porcentaje incluso mayor que lo que ocurre en América Latina, y mucho peor que en los países de buenos resultados. Nos especializamos en descremar alumnos según su nivel socioeconómico y académico para luego hacerlos competir a ellos y sus escuelas. Buena parte de la explicación de nuestra inequidad de resultados, incluso peor que la de América Latina en esta última prueba, reside en esta lacra social, que es a la vez la peor amenaza a nuestra cohesión social.

Interpretación de lo ocurrido.

Uno de nosotros, en “Cambio de Rumbo”, escribió textualmente esta frase:

“… las mejoras en el Simce de 8º básico de lenguaje desde 2004 a 2011 (niños de 14 años) han sido minúsculas y muy incongruentes con los promisorios resultados del test de Pisa. Esta es la mayor interrogante no resuelta en los datos revisados para la elaboración de este texto. Pocos meses después de esta publicación tendremos los resultados del test de Pisa 2012. Sinceramente, ojalá sigamos disminuyendo el porcentaje de niños chilenos que no entienden lo que leen. Pero me temo que la disminución, si la hay, será comparativamente menor que la del período 2006-2009 por las razones y datos que entregaré más adelante. Espero sinceramente estar equivocado.”

Lamentamos, y mucho, no haber estado equivocados. El sistema educativo chileno, sin duda el mejor de América Latina entre los que rinden PISA sistemáticamente, a nuestro juicio no tocó fondo, pero sí tocó techo, y si no cambiamos ciertos rumbos, seguiremos estancados en estas comparaciones. Aquí van algunas hipótesis explicativas.

  1. Persistimos en utilizar modelos pedagógicos sobresaturados curricularmente, con un exceso de horas “pasando materia” y con las escuelas volcadas a preparar facsímiles de tests estandarizados en 2º, 4º, 6º, 8º  Básico, 2º Medio y 3º Medio, Inglés, y la PSU, con estilos más basados en la memorización que en la elaboración y comprensión profunda, y que desarrollan escasamente las habilidades y la creatividad de los niños. Los estamos embruteciendo, estandarizando y, de pasadita, estamos forzando a los profesores a una mecánica pedagógica absurda.
  2. Todavía no hemos avanzado en tener una Carrera Docente decente, bien remunerada, con formación de excelencia y en condiciones laborales adecuadas. La frase famosa “el techo de un sistema educativo son sus profesores” se aplica en Chile a cabalidad. Sin una carrera docente bien pensada y que incluya todos los aspectos relevantes, tocamos techo. Recién ahora el Congreso comienza a ponerse de acuerdo, pero sólo en una “Ley Corta” que apuntando en la dirección correcta, no aborda todas las dimensiones de este problema.
  3. No hay escuela en el mundo que mejore sin líderes pedagógicos y comunitarios de excelencia, menos aún en ambientes de vulnerabilidad. Sacar adelante las escuelas públicas, donde suelen estar los más pobres, tiene como condición indispensable contar con excelentes directivos. Desde 1990 a 2015 estos fueron apernados como vitalicios, es decir, que en realidad no le respondían al alcalde por sus resultados ni sus acciones. Esta fue la última ley de amarre de Pinochet, y su modificación fue trabada varias veces en el Congreso por la Alianza, por razones estrictamente clientelares. La Ley de Calidad y Equidad de 2011 estableció la concursabilidad de estos directivos por la Alta Dirección Pública. Hasta el momento, de 5.000 escuelas, hasta septiembre de 2013 sólo se habían nombrado  por esta vía 763 cargos. Va lenta la cosa.
  4. El “mercado” educativo, entendido como la competencia por la subvención, el lucro y el financiamiento compartido, sistema único en el mundo, sin duda ha profundizado la segregación sociocultural de las escuelas. No se conocen países con escuelas así de desintegradas y segregadas que logren buenos resultados de calidad y equidad, y no se vislumbra de qué manera Chile podría lograrlo en estas condiciones.
  5. Chile es un país con graves inequidades de toda índole. Esto se refleja en que a los 36 meses de edad, un niño del quintil más pobre maneja un vocabulario de 500 palabras, mientras que uno del quintil más rico 1.300. Ya llegan a Prekinder en desventaja, y más encima a una escuela o jardín segregados. Faltan 350 mil cupos en sala cuna y jardín, no para tener cobertura total, sino para igualar cobertura entre pobres, clase media y ricos.

¿Cuánto pesa cada una de estas cinco variables en este estancamiento? Imposible decirlo. Ataquemos las cinco con decisión ahora. Nuestras niñas y niños no pueden esperar, el país tampoco.

Mario Waissbluth y Máximo Quiero
Voces La Tercera, 9 de diciembre de 2013