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Los cruciales directivos escolares

Mario Waissbluth

El mejoramiento de la educación pública ya es consenso nacional. En esta ocasión nos referiremos a una componente crucial y urgente del mismo. Educación 2020 lo ha planteado desde 2010: los directivos de las escuelas y sostenedores municipales. El tema fue recientemente anunciado por el gobierno, incluyendo la creación de una muy necesaria red de directores líderes y un Centro de Liderazgo Directivo. Esta componente se puede construir rápidamente y con una inversión comparativamente menor. Aquí destacaremos cuatro propuestas concretas.

Cuando hablamos de “directivos”, no nos referimos únicamente a los o las directores de escuelas, sino también Inspectores Generales, jefes de Unidad Técnica Pedagógica, directores municipales de educación, encargados de administración y finanzas del sostenedor, encargados pedagógicos del sostenedor. En suma, todos los profesionales encargados de proveer las condiciones materiales, organizacionales, financieras y el liderazgo pedagógico que requieren las comunidades escolares.

La evidencia nacional e internacional es clara
No se conocen escuelas que mejoren en forma sostenida, por buenos que sean sus profesores o infraestructura, que no tengan un excelente líder pedagógico, capaz de formar una comunidad de aprendizaje con sus profesores, alumnos y apoderados. A la inversa, si los directivos tienen actitudes burocráticas, depresivas, o no lideran el proyecto pedagógico de la escuela, no pasa absolutamente nada, por más muletas externas que se les ponga. Buenos profesores con malos directivos renuncian antes de un par de años. Ocurre con frecuencia.

En Chile, además, los directivos y funcionarios del sostenedor municipal tienen un poder casi absoluto sobre sus escuelas. Dirimen la selección de los directores de escuela y definen sus convenios de desempeño, a veces absurdos; deciden –muchas veces sin consulta a los directores de escuela- en qué se gasta la subvención preferencial; contratan o trasladan profesores a su gusto; realizan los trámites administrativos, a veces con gran tardanza. Difícil dirigir así una escuela y lograr buenos resultados.

La cruda realidad
Menos del 10% de las escuelas de Chile, públicas o particulares subvencionadas, presentan trayectorias sostenidas de mejoramiento de resultados y clima escolar. En las pocas que mejoran, la presencia estable de estos líderes ha sido un elemento vital.

Un estudio de Weinstein y Muñoz del 2010, que encuestó a Directores y Jefes de UTP, muestra que sólo un cuarto de ellos se considera a sí mismo en buenas condiciones para incidir en el trabajo de los docentes o mejorar el desempeño de los alumnos. Tal cual. Por cierto, más de la mitad cuenta con post-grados o post-títulos en liderazgo educativo, claro indicio de un cierto tráfico de cartones inútiles.

Alguien dirá que el problema se está solucionando. Desde el 2011 la Ley de Calidad y Equidad estableció el concurso por Alta Dirección Pública de directivos escolares. Lamentablemente, un reciente estudio de Pizarro y un servidor, de 2014, establece que a 3 años de promulgada esta ley solo un tercio de ellos ha sido concursado por esta vía, tanto a nivel de escuelas como del sostenedor. Además, las Corporaciones Municipales, generalmente en comunas grandes, donde está una fracción significativa de la matrícula pública, están eximidas de concursar a sus funcionarios escolares y administrativos. Así como lo lee.

Menos de la mitad de los especialistas que participan en estos procesos de selección estima que hay suficientes postulantes con las competencias necesarias. Menos de la mitad considera que los municipios cuentan con las competencias técnicas y los recursos financieros necesarios para administrar los concursos, y a pesar de que el Servicio Civil ha hecho una tarea adecuada, diversas restricciones del proceso no permiten que esta solución esté hoy operando expeditamente.

Anécdotas de terror
Veamos: alcaldes que, faltando pocos días para su recambio en 2012, apresuradamente designaron directores de escuela entre sus “leales” para dejarlos apernados por los próximos 5 años. Encargados de finanzas de una red de escuelas que maneja $10 mil millones anuales que no saben manejar una planilla Excel. Directivos de sostenedores o escuelas municipales que son dueños de escuelas particulares subvencionadas en su misma comuna, con un conflicto de interés flagrante. Desorden administrativo. Y mucho más.

Aclaremos. Hay un tercio de municipios que está haciendo su trabajo muy mal, con cifras duras que lo demuestran. Otro tercio lo hace regular, y otro tercio está logrando no sólo mantener la matrícula pública, con listas de espera en algunas escuelas, sino además consiguiendo mejoramientos significativos en resultados y clima escolar, sin selección de alumnos.

Esta gran heterogeneidad de gestión y resultados, contra los mitos vigentes, no depende del tamaño o ruralidad de la comuna, ni del monto de recursos adicionales que estén aportando. Esto ha sido demostrado tanto por los estudios de Educación 2020 como del Centro de Estudios Públicos. Los resultados a nivel municipal dependen casi únicamente de la calidad y dedicación de sus funcionarios y directivos, y del celo que pongan en seleccionar y apoyar – no obstaculizar – a los mejores directivos de escuela que sus escasos recursos les permitan pagar.

Las soluciones
Los ejemplos anteriores señalan, a todas luces, que hay que desmunicipalizar. Nada garantiza que, si un alcalde lo está haciendo bien, su sucesor no vaya a tener conductas clientelares. Pero cualquiera sea la fórmula de desmunicipalización que se escoja, hay un requisito sine qua non: la profesionalización y estabilidad de los directivos y personal de los Servicios Locales. Esto va a tomar tiempo.

Precisamente por eso hay algunas medidas que adoptar con urgencia, si se desea detener y luego revertir la sostenida caída de matrícula pública:

1. El actual programa de becas para diplomados y magister en liderazgo escolar debe ser completamente redefinido, a través de uno o más Centros de Liderazgo Educativo estables, que realicen la detección temprana de líderes potenciales, su entrenamiento periódico, y una mesa de ayuda posterior, en todas las tipologías de directivos necesarios, tanto de las escuelas como de los sostenedores. Así se hace en países como USA o Finlandia. Esto ya ha sido anunciado y es urgente materializarlo. Por cierto, una vez que haya directivos de demostrada excelencia en las escuelas, estos deben ser dotados de mayores atribuciones tanto respecto a su personal como a la definición del uso de los recursos.

2. La defectuosa ley de concursabilidad de directivos debe ser mejorada en varias materias como las propuestas en el estudio arriba mencionado. De particular relevancia es incorporar a la concursabilidad a los funcionarios de las Corporaciones Municipales.

3. Hay que proveer de inmediato recursos a los municipios para a) financiar los concursos, b) remunerar directamente a los nuevos directores, y c) retirar a los directivos que hayan perdido el concurso. En caso contrario, los concursos continuarán a ritmo cansino.

4. Urge darle al Mineduc facultades legales para exigir compromisos al sostenedor, a cambio de la entrega de recursos. En la negligencia estatal de 35 años, un sostenedor municipal puede cerrar escuelas, no pagarle la remuneración prometida a los directivos concursados, malgastar o no gastar los recursos de la subvención preferencial, no iniciar concursos directivos, e incluso desviar los recursos que se les están ofreciendo actualmente para pagar deudas previsionales, sin que MINEDUC pueda hacer nada.

La Ley de Desmunicipalización puede tomar uno o dos años en aprobarse, y dos o tres años más en implementarse. Esto no puede esperar. Estas cuatro acciones se requieren de inmediato para sacar a la educación pública de la UTI en que el propio Estado la puso.

Mario Waissbluth
Voces La Tercera, 12 de agosto de 2014