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En Chile hay una enorme distancia entre la formulación de políticas públicas y su implementación en la realidad

Mario Waissbluth

La subvención escolar por asistencia, la municipalización de la educación y la falta de profesionalización y sobrecarga de los gobiernos regionales son, a juicio del investigador, casos emblemáticos de cómo se descuida la implementación de las políticas públicas en nuestro país.

Procesos, sistemas, control de gestión y evaluación son algunas de las palabras que no figuran en el diccionario de quienes diseñan e implementan políticas públicas en Chile y que, a juicio de Mario Waissbluth, académico del Departamento de Ingeniería Industrial de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile y Director del Proyecto Anillo “Implementación e instrumentación de políticas públicas en su dimensión regional y local”, son claves para que estas políticas sean exitosas en la práctica. Es más, Waissbluth está convencido que los errores que se cometen en este ámbito se producen porque no se responde a la pregunta adecuada: qué hacer, en circunstancias que para quien también es Coordinador Nacional de Educación 2020 lo relevante es cómo se hace.

“Si no te preocupas de cómo se implementan las acciones del Estado que afectan a millones de personas en el ámbito de la salud, la educación o la previsión social, por nombrar algunos sectores, no hay política pública que resista”, dice tajante.

Más cuando, asegura, éstas se diseñan alrededor de las cuatro manzanas de la plaza de la Constitución y lo que pasa después dista mucho de ser lo que se ideó.

-¿Por qué se produce esto?

-Diría que se debe a una combinación de factores político-culturales. Durante décadas hemos estado gobernados por un Poder Ejecutivo y Legislativo que auténticamente creen que basta con formular y aprobar políticas y leyes para que los problemas se resuelvan. No es que sea por mala voluntad sino que, en general, son personas que vienen de una formación y de un background muy político y legislativo y el tema de la gestión, la implementación y la materialización simplemente no lo tienen incorporado. No es parte de su discurso ni de su preocupación y después pasan las cosas que pasan.

-¿Cómo cuáles?

-Voy a dar un ejemplo que me acerca al mundo de la educación, pero podría citar muchos otros. Se trata del pago de subvención escolar por asistencia, la que alguien  ‘genialmente’ ideó y que aparece como una política interesante, porque así los colegios controlan a sus alumnos. Sin embargo, a nadie se le ocurrió responder la pregunta de cómo se fiscaliza la asistencia de tres millones de escolares. Porque cuando tú decides aprobar una política de subvención por asistencia, que a lo mejor puede ser muy brillante desde el punto de vista de la política pública, deberías ver cómo se fiscaliza la asistencia de esos tres millones de estudiantes. Y esto termina en una acusación constitucional contra una ministra que es un caso emblemático de cómo el descuido por la implementación incluso termina en una crisis político-constitucional.

-¿Y este fenómeno es generalizado en Latinoamérica o es propio de Chile?

-Yo diría que es generalizado. En América Latina hay una clase política para la cual palabras como gestión, procesos, sistemas, control de gestión y evaluación no están en su léxico. No hay nada que les pueda ser más remoto.

-Me imagino que esto es muy distinto a lo que sucede en los países desarrollados. Por lo menos en ellos habrá una política de seguimiento de lo que se diseña.

-Yo diría que hay bastante más preocupación.

No el qué sino el cómo

 

-¿Cuál es su diagnóstico sobre la situación de los gobiernos regionales?

-Hace 16 años, el Estado chileno decidió crear una figura llamada gobierno regional, a la cual le ha ido asignando en forma creciente responsabilidades sin darle el más mínimo recurso y profesionalización. Por lo tanto, aquí se tiene a un ente público que es el “jamón del sándwich” entre las demandas de la ciudadanía y las presiones del gobierno central y que no tiene la capacidad, la profesionalización de los recursos humanos, los sistemas ni nada como para desempeñar sus funciones. Es un poco la misma irresponsabilidad que se cometió en el gobierno militar cuando se municipalizó la educación y se declaró como por decreto el traspaso de la educación pública a los municipios sin preocuparse en lo más mínimo de si estarían o no preparados, así como si tendrían los recursos para administrar la educación. Y entonces pasa lo que pasa y estamos como estamos 30 años más tarde.

-¿Y por qué sucede esto? ¿Por qué se deja a los gobiernos regionales y a la educación a su suerte?

-Porque nuevamente llegamos a la situación de que palabras como gestión, implementación, recursos humanos, procesos, procedimientos y sistemas no existen. Se cree que legislando se soluciona todo y no es así.  El caso de la municipalización de la educación es muy emblemático en este sentido. Uno no podría estar en contra de una política de este tipo. Pasar la administración de las escuelas a una administración más local es una buena idea y, de hecho, en la gran mayoría de los países en el mundo la educación se administra localmente. O sea, es mucho más sensato que Aysén administre sus colegios a que se administren desde Santiago. Tiene sentido. Sin embargo, la manera en que se realizó esto fue casi como hacerle quimioterapia a la educación en Chile. Los errores que tenemos no son de qué hacer sino de cómo se hace.

-¿Y qué es lo que buscan con este proyecto Anillo?

-Nuestro objetivo es hacer un diagnóstico, así como efectuar investigación, publicaciones, propuestas y recomendaciones específicas sobre el fenómeno de la implementación en las políticas de educación, seguridad ciudadana y equidad. Desde el mundo académico al de las políticas concretas.

-A un año de funcionamiento de este proyecto, de tres que dura, ¿cuáles son los principales resultados que destaca a la fecha?

-Hay resultado directos e indirectos que son muy importantes. Contamos con varias  tesis de pregrado y postgrado realizadas y en curso -tenemos el compromiso de formar 18 tesistas en el marco de este proyecto-, hemos realizado seminarios sobre el tema y tenemos algunas publicaciones internacionales en redacción. Indirectamente, en tanto, también hemos desarrollado un par de proyectos de consultoría, porque esto ya se está convirtiendo en un centro de pensamiento sobre el tema de la descentralización.

Agrega: un elemento importante a destacar es que desde este mismo grupo surgió la iniciativa de dictar un curso en pregrado de gestión pública (a partir del 2009) que en el largo plazo tiene, a mi juicio, uno de los impactos más relevantes: generar una nueva camada de Ingenieros Civiles Industriales interesados en el mundo de lo público y como subproducto -que tal vez lo más relevante de todo- la creación del Centro de Sistemas Públicos. Este surge en el momento en el que podemos aglutinar a un conjunto de personas en el Departamento de Ingeniería Industrial abocado a este trabajo, gracias al financiamiento del proyecto Anillo, y que va a perdurar más allá de él.

Diploma de Gerencia Pública

Para superar la brecha que existe entre el diseño de políticas públicas y su posterior implementación en la práctica, el Departamento de Ingeniería Industrial de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile imparte el Diploma de Postítulo de Gerencia Pública.

Dirigido a profesionales universitarios que quieran desarrollar sus capacidades en el ámbito de la gerencia pública, así como a las instituciones de diversos sectores que deseen entregar a sus profesionales conocimientos asociados a la gestión y a la modernización de variados ámbitos (en su modalidad cerrada), este diploma busca contribuir a la formación de ejecutivos altamente calificados para satisfacer las múltiples necesidades de la población.

Para ello, este diploma aborda los temas más relevantes para la formación de los ejecutivos públicos, con el fin de que estén en condiciones de comprender y gestionar el cambio ejerciendo un liderazgo efectivo en sus instituciones, a la vez de aplicar nuevas herramientas de gestión adaptadas a la realidad del sector público.

-¿Cuál es el principal valor agregado de este programa frente a otros similares?

-Sin pecar de presuntuoso creo que el Departamento de Ingeniería Industrial de la Universidad de Chile es el lugar que concentra la mayor masa crítica de especialistas en gestión, sistemas, procesos, política y gestión pública de Chile. Por lo tanto, creo que el valor agregado diferenciador es que este es el lugar más destacado de Chile donde los estudiantes pueden formarse en gestión pública. No temo exagerar si digo  que en ninguna universidad hay una masa crítica tan interdisciplinaria y de tan alto nivel como aquí, señala convencido el Director Académico de este Diploma.

Complementa:

-Los otros programas en Chile, tanto de postgrado como de diplomados, suelen ser impartidos en lugares especialistas en economía o en ciencias políticas, pero donde no existe una modulación interdisciplinaria tanto de la ingeniería pura de los sistemas como de la economía y de la ciencia política.

-¿Cuál es el foco de este programa?

-Proveer herramientas para el gerente público. Siempre he dicho que ser gerente o directivo  de   un   ente   público   que   maneje   un   presupuesto   de,   por  ejemplo,

US$ 10.000.000 es 10 veces más difícil que ser gerente de una empresa que venda esa misma cantidad. Uno podrá decir que la empresa que vende esa cifra está sometida a las presiones de la competencia, cosa que es verdad y que suele no ocurrir en muchas partes del sector público, pero las dificultades y los obstáculos que enfrenta el gerente público en materia laboral, normativa, política y de presiones hacen que el trabajo del gerente privado sea casi un juego de niños comparado con el que éste realiza. En ese sentido, este diplomado explora los aspectos esenciales que tiene que tener un gerente público para hacer bien su trabajo.