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En este 2020: ¿cuáles son los principales desafíos?

Integrantes del Centro de Sistemas Públicos reflexionan sobre el año que está terminando y anticipan cuáles serán los grandes retos de este 2020 en materia de gestión pública.

No cabe duda que el año que termina marcó un antes y un después en la historia reciente de nuestro país. El llamado estallido social ha sido una muestra de un descontento que gran parte de chilenos y chilenas siente desde hace mucho tiempo. De hecho, el Informe Nacional sobre el Desarrollo Humano (2012) revela que la molestia social en el país es un fenómeno de larga data, que se manifestó en su máxima expresión el 18 de octubre, obligando, con ello, a dar un giro radical a la agenda del Gobierno.

Lo que viene de ahora en adelante será clave para la construcción de un país que continué avanzando hacia un mayor desarrollo humano, pero más inclusivo y justo, tarea en la que el Centro de Sistemas Públicos (CSP) de la Universidad de Chile se encuentra altamente comprometido desde su fundación. En este contexto, y a sólo horas que el 2019 termine, integrantes del equipo del centro reflexionan sobre este año y los grandes desafíos que depara el 2020 en materia de gestión pública. 

“Esta democracia solo puede ser progresar con más y mejor democracia”

Se va el año en que el desprestigio de la clase política tocó fondo y donde su poca capacidad de escuchar, entender, interpretar y ofrecer horizontes de sentido se hizo crítica. El año en que muchos comprendieron las limitaciones de la forma de hacer políticas y gestionar el estado predominante hasta ahora. Hemos construido un país de individuos, pero descuidado lo común. Hemos regulado mercados (algunos tardíamente), pero mercantilizado derechos y reducido el capital social. Nos hemos preocupado poco de lo que en el CSP reconocemos como valor público: la cohesión y la inclusión social, la igualdad de oportunidades y ante la ley, la probidad y la meritocracia, la dignidad y la seguridad humana, etc. Hemos atendido a las fallas de mercado pero no a las fallas de valor público. No hemos coordinado lo suficiente las organizaciones para promover los proyectos de vida, promover las trayectorias y fomentar el desarrollo humano integral. No tenemos un proyecto de nación, solo horizontes individuales. Ningún país ha transitado a un “orden abierto” (North) y el desarrollo pleno sin una esfera pública fuerte, un acuerdo social genuino y un proyecto de largo plazo compartido que oriente la subjetividad, provea inclusión y justifique la paciencia. Estamos a la espera de un relato que convoque a todos, que haya escuchado, interpretado y dado sentido a lo que está pasando, y convierta la crisis en oportunidad.

Pablo González, director Académico.

“Los mayores avances del 2019 en materia de gestión vienen desde la ciudadanía, que ha exigido recuperar su protagonismo”

Todo lo ocurrido desde el 18-O no solo ha remecido a la clase política en sí misma, sino también a la gestión pública, en cuanto a sus criterios de acción y medición, que por mucho tiempo han puesto el foco en la costo-eficiencia o en la preocupación por la cobertura, o en un concepto de calidad muy limitado. En este sentido, los mayores avances del año 2019 en materia de gestión en realidad vienen desde la ciudadanía, que ha exigido recuperar su protagonismo, y esto requiere colocar sus proyectos y trayectorias de vida, sus aspiraciones y necesidades individuales y colectivas en el centro de la acción pública.

Las y los gestores públicos tienen el desafío de comenzar el 2020 interrogando esos criterios, respecto a cómo contribuyen realmente en la creación de valor público y la provisión de políticas desde una visión mucho más sistémica, con la ciudadanía al centro. El “cómo hacemos” políticas públicas (modernas, eficaces, eficientes, transparentes) debe, necesariamente, responder a un “para qué” y “para quién”.

Este cambio de mirada será fundamental sobre todo ante temas cada vez más urgentes. cuya complejidad nos lleva a no pensar soluciones unidimensionales, como lo es la sustentabilidad, la disminución de la desigualdad y la protección de los derechos de los niños y niñas.

Macarena Andrade, directora área de Proyectos y Estudios.

“La gestión pública deberá replantearse su rol y su influencia para proponer políticas públicas complejas” 

En los últimos años hemos visto cómo muchas veces la política y la gestión pública trabajan en la medida de lo posible, mientras que la sociedad chilena avanza a un ritmo más acelerado y que exige cambios acordes a los tiempos que estamos viviendo. Cabe preguntarse, entonces, si la agenda pública ha tenido puesto el foco en lo verdaderamente relevante: en aquellas cosas que resultan ser necesarias y urgentes no sólo en el corto plazo, sino también en el largo, con acciones medibles y concretas. 

Si bien es cierto que la agenda propuesta hasta antes del estallido había presentado pocos avances en lo concreto, esta deja de tener relevancia luego del 18/10, ya que desaparece dándole paso a las demandas ciudadanas. Es ahí donde están los principales desafíos para la gestión pública el 2020, porque en ningún caso podrá ser errática: deberá replantearse su rol y su influencia para proponer políticas públicas complejas (medio ambiente, pensiones, salud) que nos permitan avanzar, no sin antes, construir un camino en la recuperación de la confianza ciudadana. 

Tomás Soto Jara, investigador asociado.

“En este contexto, el Estado es parte del problema y la solución” 

El 2019 es el año en que las políticas públicas y los modos de gestión pública en que estas se desarrollan han sido sacadas al pizarrón, dejando en evidencia que los promedios en los cuales asentamos el desarrollo de Chile muestran un país que esconde altas desigualdades. La ciudadanía desde el 18-10 ha mostrado una estela de frustración, trato desigual e injusticia con el rol del Estado y los modos de gestión pública, afectando  también la confianza y legitimidad de las políticas públicas.

Superar los déficits de inclusividad del Estado requerirá reformas sustantivas especialmente en las políticas de protección social. En este contexto, el Estado es parte del problema y la solución. Requerimos más y mejor Estado, y una gestión pública que deje atrás la institucionalidad del siglo XIX con que opera, para poder hacerse cargo de los desafíos actuales y futuros. Para ello es indispensable diseñar y gestionar políticas públicas basadas en evidencia, con despliegue y desarrollo de sistemas de evaluación de impacto, con uso de big data y desarrollo de data mining, a que a su vez se asienten en una gestión pública realizada en gobernanza con dinámica participativas con capacidad de interlocución con la ciudadanía, de colaboración y deliberación de los asuntos públicos. 

María Pía Martin, profesora adjunta de Ingeniería Industrial y consejera del CSP.

“Hemos visto algunas acciones que no van en la dirección correcta”

El año 2019 es extraño, ya que en realidad son dos periodos en uno: antes del 18-O y después.  Antes de esa fecha, el Gobierno tenía una agenda de modernización basada en su programa, con varias iniciativas sustentadas en lo que allí se definía (consejo de modernización, ley de transformación digital entre otros). Si bien se veía poco avance a esa fecha, había una hoja de ruta. A partir del 18 de octubre, todo cambió, partiendo por las prioridades y los recursos asociados.  

A partir del 2020, tenemos importantes desafíos para la gestión pública. Si bien las mismas autoridades han planteado como prioridad un profundo proceso de modernización del Estado, tanto en términos de gestión como de su rol, en los últimos días hemos visto algunas acciones que no van en la dirección correcta. Por ejemplo: el impacto negativo que va a tener la reducción de sueldos de los gerentes públicos y la falta de recursos para la implementación de la ley de transformación digital.

Alejandro Barros, investigador asociado.

31-12-2019